Ayer me encontré con una amiga de Ecuador aquí en Zürich, Diana. Ella vino a estudiar su master en diseño urbano. Le gustó el país y se quedó. Fue un encuentro muy grato. Tanto a ella como a mí nos encantó la idea de encontrarnos con un paisano e intercambiar ideas sobre cómo es la vida en Europa y la vida en Ecuador. Y claro, en medio de la conversación, a veces sale a relucir la queja contra el gobierno o la situación del país o nuestra idiosincracia, pero bueno, así somos. Sin embargo, fue tan bonito simplemente comentar las costumbres de familiares, sus “dejos”, sus tradiciones, en especial de los “grandes” (aunque nosotros no somos tan pequeños que digamos a estas alturas de la vida), y todo esto acompañado de un buen raclette.
Algo que no me esperaba, mientras hacíamos compras para la cena en su casa, fue encontrar productos típicos de Ecuador. Había yucas, plátanos de Ecuador, plátano verde, tomate de árbol. Lo que me da una esperanza para seguir deleitándome con los sabores de mi tierra. Obviamente no voy a encontrar un choclomote, una fritada o un hornado por acá, pero es lo que hay, jeje.
Apenas estoy haciéndome a la idea de vivir acá por lo menos tres años. Todo es diferente: el clima (acá el sol se esconde apenas a las 21h30), la comida, la gente, las costumbres. Pero de todo se aprende. Justamente ayer me topé con algo muy agradable. Como buen ecuatoriano, en un cruce cebra, paré para que el auto siga su trayecto, pero me había olvidado que en esta parte del mundo sí se respeta al peatón. Entonces, el conductor con mucha amabilidad, al ver que me aproximaba al cruce cebra, frenó y me dejó pasar. Esa es una de las cosas de las cuales puedo aprender acá. Y estoy seguro que este proceso de aprendizaje seguirá según pasen los días; desde los detalles grandes hasta los más pequeños. Sólo tengo que estar atento a eso, a los detalles.
Por último quiero contarles lo placentero de una caminata al aire libre, en un bosque. Es una costumbre por acá salir a pasear un domingo por la tarde con la familia. Es algo sano, te ejercitas y aprovechas ese tiempo para conversar con tus allegados. Me da mucha pena que en Quito no hay muchos espacios para hacer algo así, o si los hay no los conozco. Pero sería bueno inculcar una costumbre como estas en nuestras familias. Dejar a un lado la TV, los iPods, la Internet, y salir a caminar, disfrutar del aire puro y hacer un poco de ejercicio.
Eso es todo por ahora. Un abrazo a todos en Ecuador o en cualquier parte donde lean este blog.