Después de una despedida muy triste de la familia y los amigos, tuve que partir a otro continente para probar cosas nuevas y ver otros horizontes en el área intelectual y académica, aunque sé que la experiencia me ayudará a crecer en diferentes ámbitos.
Acabo de llegar a Suiza ayer. El clima está fresco, no muy caliente como uno pensaría en esta época del año, pero al parecer es sólo por estos días.
Esta vez el viaje no fue tan cansado, pues pude dormir en el vuelo de Bogotá a Madrid por lo menos 6 horas. El servicio de la aerolínea fue muy bueno. La gente muy amable y, para mi sorpresa, tuvieron una pantalla en cada asiento, de modo que cada uno podía ver lo que quisiera. Eso fue lo bueno del vuelo de Quito a Bogotá y de Bogotá a Madrid. Pero el vuelo de Madrid a Zurich fue muy aburrido, por lo que me la pasé durmiendo casi todo el trayecto.
Al llegar al Zurich, mis suegros estaban esperándonos. Muy felices de nuestra llegada, nos abrazaron y nos llevaron a casa, donde me alegré mucho al ver que habían colgado una bandera de Ecuador en su ventana. Fue una bienvenida muy acogedora.
Estos días estamos “llegando”, es decir, acoplándonos al clima, a la gente, a la nueva rutina, aunque la verdadera aventura aún no empieza. Este primer mes estamos de vacaciones, pero después debemos buscar un departamento en Alemania y yo iniciaré mis clases de alemán.
Extraño mucho a mi gente de Ecuador y hacer radio todos los días. Era algo que me llenaba mucho. Pero bueno… aquí estamos, sabedores de que Dios está con nosotros a cada paso.
José Luis